ROBhistorias de Amor: ´´UNA BELLA HISTORIA´´, Capítulo N°26.

Por Mixxx.

- ¿Posesión?... estás hablando como si la mujer fuera un objeto. – Le comento desconcertada.

- Posesión es solo una palabra. Pero pienso que ha de ser la posesión más hermosa que un hombre pueda tener.

Las mujeres por muy independientes que sean… están para amarlas, protegerlas y cuidarlas. Además si analizas fríamente esa costumbre, no es tan descabellada. En el fondo lo que se busca es resguardar a la viuda y a los hijos huérfanos. – Me contesta… habla tan calmado, que me seduce con el tono de su voz.

- ¿Y el amor? – Pregunto intrigada.

- … El amor… ellos dicen que el sentimiento nace con la convivencia… Acá no concuerdo. Aunque la teoría es muy válida…

… A veces el amor se nos presenta de forma imprevista. Cuando menos lo pensamos… el amor irrumpe en nuestras vidas… Y fluye como el torrente de un río descontrolado… sin que podamos hacer nada… Entonces hay que buscar alternativas, para poder canalizar ese amor, antes que el torrente nos ahogue… Carolina… - Me dice con voz Ronca
.

Me quedo en silencio, procesando cada una de sus palabras. De pronto un rayo ilumina mis pensamientos, y comienzo a rememorar todo lo que pasó esta tarde.

Entonces recuerdo que cuando estábamos en el estanque. Quizá en el momento de más absoluta pasión… Richard dijo que me… ¡AMABA!

Involuntariamente salto sobre mi asiento. La extraña paz que me había envuelto dentro del vehículo, se esfuma por completo.

 ¡Richard me ama! Mi corazón late con un loco… ¿Será posible que este hombre maravilloso sienta lo mismo que yo?

Me abrazo con fuerza, mientras lo miro en silencio. Cada cierto tiempo, la luz de un vehículo en dirección contraria, ilumina su sereno rostro…  Me gustaría saber a ciencia cierta que está pasando por su cabeza.

 Un nuevo resplandor me hace pensar en forma racional. Este mismo destello también me advierte que debo tener cuidado y no hacerme demasiadas ilusiones…

... Si es cierto todo lo que pienso… Richard no está enamorado de mi…

… En la práctica… se ha enamorado de mi hermana… la verdadera Carolina…

Una punzada de dolor me atraviesa el estómago… Richard está pensando en formar una familia con ´´la viuda´´ de su primo en caso de que este no de señales de vida… Cierro los ojos y trago saliva. Respiro profundo, para infundirme de valor. Creo que ya es tiempo de contar mi verdad.

- ¿Te has quedado muy pensativa Carolina? – Me dice antes de que yo pueda empezar hablar.

- … Pensaba en todo lo que me acabas de contar… Richard…  Es necesario de que hablemos… - Le contesto dubitativa. La decisión que acabo de tomar no es fácil. Además le temo demasiado a su reacción. Entonces otro rayo vuelve a iluminar mis pensamientos.

¿Qué va a pasar con el niño. En caso de que esta noche, me vea obligada a abandonar la mansión Welleslley?

- Por supuesto que  tenemos mucho de que hablar, preciosa… Lo que está sucediendo entre nosotros no es fácil. Creo que ambos estamos metidos en un gran lío… _ Me dice con su atractiva sonrisa de medio lado, antes de cruzar el portón de entrada a la casona, que a estas horas se encuentra completamente iluminada.

Ante su nuevo comentario, me vuelvo a quedar en silencio. Las palabras de Richard, ratifican mis pensamientos. Él está pensando en concretar una relación más formal con… Carolina…

…¿Pero…? ¿Cuánto tiempo tendría que pasar para que se hagan realidad los planes de Richard?

Primero que todo es necesario que Henry nunca aparezca. Entonces por intermedio de la ley, se declare oficialmente muerto… pero no sé exactamente cuánto tiempo se necesita para eso.

También existe la posibilidad que encuentren a Henry… pero muerto… Primero habría un funeral. Para luego, dar paso a un lapso de duelo establecido ante la sociedad. Pero la incertidumbre como siempre es el tiempo.

La tercera arista y la que me gustaría más a pesar de las consecuencias… es que Henry apareciera vivo junto con mi hermana Carolina. Cuando pienso en esto, se me estruja el corazón y siento ganas de llorar… La desilusión para Richard sería tremenda…

… ¿Qué pasaría si vuelve solo Henry? ¿O si aparece mi hermana reclamando al niño?

Al final de cuentas, envuelta en toda esta maraña de posibilidades, solo hay un solo resultado, y es que yo, estoy absolutamente perdida.

Por más que quisiera ser parte de las buenas intenciones de Richard… No soy Carolina…  Ante la ley y sus estructurados principios, estoy cometiendo un delito.

… Por lo mismo, algo en mi interior reclama y dice que está llegando la hora de contar la verdad…

Me muerdo los labios al bajar del auto. Richard toma al niño en sus brazos y lo carga hasta su cuarto. Subimos la escalera en silencio, para no despertarlo. Una vez en la habitación de George, se presentan Sara y la señora Jones, para preguntar por su salud.

Les comento a ambas todo lo que dijo el médico. También les explico el tratamiento y los cuidados que de ahora en adelante debemos tener con el pequeño. Mientras hago esto, observo como Richard, deposita al niño con suavidad sobre su cama. Luego le dice a Sara que le ponga un pijama limpio. Entonces se inclina y deposita un tierno beso sobre su cabeza. Involuntariamente se me escapa un suspiro… Richard será un padre maravilloso, cuando llegue la hora de que tenga sus propios hijos...

- Después de que termines acá... Carolina, puedes bajar. Voy a estar en la biblioteca. – Me dice antes de abandonar el cuarto del niño. No le respondo nada, porque sabe, que acudiré a donde él se encuentre…

Una vez revisados los horarios para administrar las medicinas a George, me dispongo a bajar para ir la biblioteca con Richard. Pero Sara con voz temblorosa, pide hablar conmigo. Me llama la atención la actitud tan sumisa de la muchacha. Entonces le digo que me cuente lo que pasa.

- Estoy muy avergonzada señora Carolina… porque por culpa mía, se ha enfermado el niño… - Me habla casi a punto de explotar en sollozos.

- ¿Qué estás diciendo Sara?- Le pregunto sorprendida.

- … Cuando usted se fue de viaje con el señor Richard a París, recibí un llamado de mi hermana. Ella me pedía en forma urgente, que fuera a su casa, para cuidar a mis sobrinos. Porque tenía que realizar unos trámites relacionados con su nuevo trabajo, que solo podía hacer en la ciudad de Londres. También me contó que no había encontrado a ninguna persona disponible, para que se hiciera cargo de sus hijos. Entonces accedí a su petición, y le pedí permiso a Sir Arthur para ir a la casa de mi hermana a cuidar a los niños. Él me dijo que no había ningún problema… Pero quien se haría cargo del pequeño George… Fue entonces cuando le propuse la idea de llevarme al niño… Sir Arthur aceptó, pero con la condición de que lo cuidara con mi vida… así… textual, es como él lo dijo. Incluso le dio órdenes al chofer para que nos fuera a dejar y a buscar.

Al llegar a la casa de mis sobrinos, me percaté que estaban llenos de pequeñas costras sobre sus caras. Entonces mi hermana me explicó que se habían contagiado de varicela en la escuela… Pero que ya había pasado lo peor, y ahora estaban en etapa de recuperación. También me dijo que esta peste era muy normal en chicos de esa edad…

… Nunca pensé señora Carolina… De verdad… Qué el niño se podía contagiar… Por eso le pido perdón… - Me dice la muchacha con la voz recargada de angustia.

- ¡SARA! Has debido informarme desde un principio. No te imaginas la angustia que he sentido hoy, al no saber el diagnóstico del niño. Si hubiera sabido de tú salida con George, al menos habría podido hacer conjeturas de cómo y cuándo se podía haber contagiado.  Mi cabeza daba mil vueltas y no entendía nada… Pero bueno, ahora me quedo más tranquila, porque al fin puedo encontrar las respuestas a mis preguntas. Una sola cosa, Sara… Nunca más,  pero nunca más… Me vuelvas a ocultar información referida a mi hijo…

Ahora vuelve a tus labores. – Le digo en señal de reprimenda. Pero Sara se seca las lágrimas y al instante vuelve a sonreír. Entonces me dice que seguirá preparando la habitación para cuando llegue la hermosa madame Lacroix.

Pongo los ojos en blanco. Con todo el ajetreo del niño, se me había olvidado que está apunto de arribar Sofi… Cuando nos despedimos en París, le dijo a Richard que ella en persona vendría a dejar mi vestido, para la fiesta de la fundación… Pero yo sé, que también viene, para enterarse si a estas alturas ya le he contado la verdad...

… Qué pensaría la encantadora mujer si supiera que esta tarde estuve a punto de ser su mujer… en lo sexual… Y que él está pensando en convertirme en su mujer… en lo que se refiere a lo legal…

En resumidas cuentas, otro problema más, que se me viene encima.

Richard se encuentra sentado en la biblioteca hojeando un libro. Cuando me ve llegar lo deja de lado y estira su mano hacia mí, yo la tomo. Entonces me atrae suavemente hacia él, y me abraza por la cintura, quedando con su cabeza a la altura de mi boca. Nos quedamos un rato largo en silencio, mientras voy acariciando su suave cabello.

- Tú presencia me relaja… y otras veces me martiriza… Carolina… - Me dice con voz ronca.

- … A mí… me pasa lo mismo… Richard…- Le contesto con una sonrisa. Entonces me atrae aún más hacia él y vuelve a tomar la palabra.

- … Luché tanto contra esto que siento. Pero ya no puedo más... Desde que te vi por primera vez en Miami, por mi mente empezaron a pasar cosas que al comienzo no comprendí…

Muchas veces me increpé a mí mismo, me sentía como un traidor, por desear la mujer de mi primo. Otras salí de esta casa, con el firme propósito de no verte nunca más… Pero cuando estaba lejos, buscaba el motivo para poder regresar. Entonces retornaba…  te escuchaba hablar o reír con papá. A veces te miraba a hurtadillas desde la ventana de mi habitación, para ver como jugabas con el niño. Más de alguna sonrisa se me escapo, ante tus actitudes y ocurrencias. En otras ocasiones… me conformaba tan solo con sentir el olor de tú perfume. Empezó a pasar el tiempo, y cada vez, me sentía más atraído hacia ti… Muchas veces la forma en que me mirabas, me hacía pensar que tus sentimientos podrían ser recíprocos... pero después me decía muchas veces, que eso era imposible.

Nuestro viaje a París, fue la confirmación de que no estaba tan equivocado en lo que yo pensaba.

Me he repetido hasta el cansancio el motivo por el cual estás en esta casa. Y que esa razón, te hace prohibida para mí. 

Pero luego, hay algo que borra de mi mente los pensamientos racionales… Para dar paso a los sentimientos que me arrastran hasta ti como un ser sin voluntad…   Es ese algo, lo que no logro entender.

… En mis cavilaciones he llegado a pensar… que existen dos Carolinas…

… Una es la madre del hijo de  mi primo… La otra es la que encontré en París y la que esta tarde volvió a aparecer en el estanque. Entonces siento que esa Carolina es completa y absolutamente...mía… - Cuando termina de hablar, cierro los ojos y lo abrazo con mucha fuerza. Ha llegado la hora de contarle la verdad…

C O N T I N U A R Á…